Como el clavel del aire,
así era ella, igual que la flor
prendida en mi corazón.
¡Oh, cuanto lloré,
porque me dejó!
Como el clavel del aire ,
así era ella,
igual que la flor.
En esta región,
igual que un ombú,
solito y sin flor,
así era yo
y presa del dolor
los años viví,
igual que un ombú
en esta región.
Y mi ramazón
secándose iba,
cuando ella una tarde
mi sombra buscó.
Un ave cantó
en mi ramazón,
y el árbol sin flores
tuvo su flor.
Más un feliz viajero
-viajero maldito-
el pago cruzó
en brazos de él se me fue
y yo me quedé
de nuevo sin flor.
El que cruzó fue el viento,
el viento pampero
que se la llevó.
(Tango: 1930,
música: Juan de
Dios Filiberto,
letra: Fernán Silva Valdez.)