El bosque ideal, para mi, es aquel que tiene esa mezcla de placer y misterio, que te invita a quedarte y a seguir explorando. Es aquel del cual se escucha su 'murmullo', si entrenas el oído lo oirás. El viento que sopla entre las ramas y acaricia tu piel, las aves que cantan, el crujir de las hojas al pisarlas y el aroma que despiden las resinas de los árboles y los perfumes de las flores, la luz tenue que se filtra, las telarañas, los insectos y todo ese mundo imperceptible a simple vista, por descubrir, la humedad del ambiente, el aire fresco, la sombra, el agua que corre en algún arroyo, que cae de una cascada o espera ansiosa tu presencia en algún lago cercano. Es una fiesta para todos los sentidos.