Uno se imagina cómo será el lugar hacia donde va, cierra los ojos y sueña, imagina, visualiza, se forma una imagen de lo que vendrá, es como la vida misma...
Pero luego, nada es como lo imaginamos, es mejor, es increíble, sólo hay que estar ahí para saber cómo es, qué se siente...
Unos ríen, otros gritan de euforia, algunos permanecen en silencio. La experiencia es única, irrepetible. Allí sólo queda escuchar el sonido del viento, sentir los aromas, las caricias de la brisa, el tenue sol que comienza
a calentar lentamente. Contemplar. Disfrutar.
Uno se siente tan pequeño ante la inmensidad.
Es el momento ideal para encontrarse con uno mismo.
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