LA TORTUGA que
anduvo
tanto tiempo
y tanto vio
con
sus
antiguos
ojos,
la tortuga
que comió
aceitunas
del más profundo
mar,
la tortuga que nadó
siete siglos
y conoció
siete mil
primaveras,
la tortuga
blindada
contra el calor
y el frío,
contra los rayos y las olas,
la tortuga amarilla y plateada
con severos
lunares
ambarinos
y pies de rapiña,
la tortuga
se quedó aquí
durmiendo
y no lo sabe.
De tan vieja
se fue
poniendo dura,
dejó
de amar las olas
y fue rígida
como una plancha de planchar.
Cerró
los ojos que
tanto
mar, cielo, tiempo y tierra
desafiaron,
y se durmió
entre las otras
piedras.
(Pablo Neruda)
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