' Fui a Marsella. Una pequeña renta me permitía costearme los gastos y trabajé con entusiasmo. Acababa de descubrir la Leica. Se transformó en la extensión de mis ojos y nunca me he separado de ella desde que la hallé. Merodeaba las calles todo el día, tenso y preparado para brincar, resuelto a ''atrapar'' la vida, a preservar la vida en cada acto de vivir. Ante todo, ansiaba apresar en los confines de una sola fotografía toda la esencia de alguna situación que estuviera desarrollándose delante de mis ojos.'
(Henri Cartier-Bresson)
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